Preocuparse por nuestra salud es algo natural y necesario. Nos ayuda a adoptar hábitos saludables y a estar atentos a señales que podrían indicar una enfermedad. Sin embargo, cuando esta preocupación se vuelve excesiva y obsesiva, puede convertirse en un problema de salud mental: la ansiedad a la salud, anteriormente conocida como hipocondriasis.
La ansiedad a la salud es un trastorno en el que una persona experimenta un miedo desproporcionado a padecer una enfermedad grave, incluso cuando no hay evidencia médica que lo respalde. Quienes la padecen pueden obsesionarse con síntomas menores, buscar constantemente confirmación médica y tener dificultades para aceptar diagnósticos tranquilizadores.
Es normal acudir al médico si notamos una anomalía en nuestro cuerpo. Sin embargo, la ansiedad a la salud se manifiesta cuando la persona, a pesar de recibir respuestas médicas tranquilizadoras, sigue preocupada, consulta repetidamente a diferentes especialistas y se somete a numerosos exámenes sin motivo justificado.
Por ejemplo, una persona que encuentra una pequeña protuberancia en su cuerpo puede acudir al médico, quien le asegura que es un quiste inofensivo. Aun así, el paciente no queda conforme y busca nuevas opiniones médicas, revisa constantemente la zona afectada y experimenta angustia extrema por la posibilidad de una enfermedad grave. Esta preocupación interfiere con su vida cotidiana, afectando su bienestar emocional y sus relaciones personales.
Las personas con este trastorno suelen presentar:
La ansiedad a la salud puede afectar diversas áreas de la vida de una persona:a y va aumentando en el trascurso del día hasta alcanzar su nivel más alto en la noche y vuelve a disminuir al dormir.
Desde una perspectiva psicológica, este problema se debe a una sobreestimación del peligro asociado a la salud. La persona centra su atención en síntomas físicos menores, lo que genera un círculo vicioso: la preocupación aumenta la ansiedad, la ansiedad genera síntomas físicos y estos refuerzan la idea de que hay una enfermedad grave.
Además, muchas personas recurren a conductas de seguridad para reducir su miedo, como evitar actividades que aumenten su ritmo cardíaco por temor a un infarto o buscar constantemente información en internet, lo que termina aumentando su angustia.
Desde el modelo de la terapia cognitivo-conductual (TCC), la ansiedad por la salud se mantiene a través de un ciclo de pensamientos, comportamientos y respuestas fisiológicas desadaptativas. Las personas con este trastorno tienden a interpretar sensaciones corporales normales como signos de una enfermedad grave, lo que desencadena pensamientos catastróficos y aumenta la ansiedad. Como resultado, pueden desarrollar conductas como la revisión constante del cuerpo, la búsqueda excesiva de tranquilidad o, por el contrario, la evitación de la atención médica. Estas estrategias, aunque parecen reducir la ansiedad a corto plazo, refuerzan el miedo y perpetúan el problema.
El tratamiento de la ansiedad por la salud suele incluir la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a identificar y modificar los pensamientos irracionales y los patrones de comportamiento que mantienen el problema. Además, la terapia cognitiva basada en la atención plena ha mostrado eficacia al fomentar una relación más flexible con los pensamientos y sensaciones corporales, promoviendo la aceptación en lugar de la rumiación.
La ansiedad a la salud puede hacer que la vida de una persona gire en torno al miedo a enfermarse, limitando su bienestar y felicidad. Si identificas estos patrones en ti o en alguien cercano, buscar ayuda psicológica es fundamental. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de este trastorno, ayudando a las personas a manejar sus miedos y recuperar el control de su vida.
Si te interesa profundizar en este tema, te invito a escuchar el episodio completo de mi podcast “Conversando con mi Psicólogo” y el testimonio de Juliana una paciente a quien trate exitosamente con ansiedad a la salud.