La comunicación es el pilar fundamental en cualquier relación interpersonal, especialmente en las relaciones de pareja. Una comunicación inadecuada puede desencadenar conflictos, resentimientos y distanciamiento emocional. El presente documento expone patrones de comunicación que, según el psicólogo John Gottman, pueden predecir la ruptura de una relación si no son abordados a tiempo. Además, se sugieren estrategias prácticas para evitar estos comportamientos destructivos y fomentar un diálogo constructivo que fortalezca la relación.
John Gottman ha identificado algunos de estos patrones, que él ha denominado los 4 jinetes del Apocalipsis pues su uso frecuente predice con más de un 90% el divorcio
El primero de estos jinetes es la crítica, la cual se caracteriza por un ataque directo a la personalidad o al carácter de la otra persona, en lugar de centrarse en un comportamiento específico. A diferencia de la queja —que apunta a un acto concreto y cómo este afecta a la persona—, la crítica emplea términos globales que culpabilizan al individuo, generando un clima defensivo y hostil.
Ejemplo: En lugar de decir “Me molestó que llegaras tarde a la reunión de hoy sin avisar”, una crítica sería “Tú siempre llegas tarde a todo, nunca te importa hacerme esperar. Eres tan egoísta.” En este ejemplo, la segunda frase deja de centrarse en un hecho puntual y pasa a juzgar la personalidad global del otro, aumentando así la tensión y la insatisfacción en la relación.
Antídoto: Un antídoto a la crítica, según las recomendaciones de John Gottman, es expresar una queja suave y específica en lugar de atacar la personalidad o el carácter del otro. En vez de emplear un tono acusatorio, se debe describir el comportamiento que generó malestar y el impacto emocional que produjo, sin generalizaciones ni insultos.
Ejemplo del antídoto: En lugar de decir: “Eres un desconsiderado, siempre llegas tarde y nunca piensas en los demás.”
Utilizar una queja suave: “Cuando llegas tarde me siento molesto y preocupado porque no sé si todo está bien. Me gustaría que me avisaras con tiempo si no puedes llegar a la hora acordada.”
Esta forma de comunicación permite que el otro escuche el problema sin sentirse atacado, favoreciendo la comprensión mutua, el diálogo constructivo y le da al otro una opción para corregir su comportamiento.
La actitud defensiva, considerada el segundo jinete, surge cuando una persona se siente atacada y responde protegiéndose a sí misma. En lugar de escuchar y asumir parte de la responsabilidad, la respuesta se orienta a justificar el propio comportamiento, minimizar el problema o culpar a la otra persona, lo que interfiere con la comunicación constructiva y la resolución de conflictos.
Ejemplo: La pareja A comenta: “Me preocupa que no hayas pagado la factura a tiempo, ahora tenemos un recargo.”
La pareja B, defensiva, responde: “No es mi culpa, tú nunca me lo recordaste. Tú también te olvidas de cosas, ¿por qué siempre me culpas a mí?”
Antídoto: Para contrarrestar la actitud defensiva, la recomendación de Gottman es asumir la propia responsabilidad, aunque sea parcial, y mostrar apertura al diálogo. Por ejemplo, en lugar de justificarse o culpar al otro, se puede decir:
“Tienes razón, olvidé pagar la factura y entiendo que estés preocupado. Me comprometo a ser más cuidadoso la próxima vez.”
Al reconocer el error y validando los sentimientos de la pareja, se crea un ambiente propicio para la cooperación y la comprensión mutua.
El desprecio, el tercer jinete identificado por Gottman, se caracteriza por una actitud de superioridad moral o intelectual hacia la otra persona. Va más allá de la crítica, pues implica burlas, humillaciones, sarcasmo o insultos que minan la autoestima del otro y reflejan un profundo desdén. Esta forma de interactuar erosiona el respeto mutuo y puede incrementar la probabilidad de ruptura de la relación.
Ejemplo: Una respuesta con desprecio frente a un reclamo podría ser:
“¿De verdad crees que eso es importante? No puedo creer que todavía te moleste algo tan tonto. Siempre tan sensible y dramático.”
Antídoto: El antídoto contra el desprecio es la construcción de una cultura de aprecio y respeto mutuo. Esto implica reconocer las cualidades positivas del otro, expresar gratitud por sus esfuerzos y demostrar empatía, de modo que se fortalezca el vínculo afectivo y se reduzca la hostilidad.
Ejemplo de aplicar el antídoto: En lugar de responder con burlas o sarcasmo ante una preocupación expresada, se puede mostrar aprecio y empatía:
“Sé que esto es importante para ti y entiendo que te sientas incómodo con la situación. Agradezco que me lo digas. Vamos a pensar juntos cómo podemos manejarlo mejor.”
De este modo, se reemplazan las expresiones de desdén por muestras de entendimiento y validación, que promueven la comunicación constructiva y la conexión emocional.
El amurallamiento, el cuarto jinete descrito por John Gottman, consiste en la retirada emocional y física durante la interacción conflictiva, evitando el contacto visual, el diálogo y las señales de interés. Quien se amuralla suele permanecer en silencio, desviando la mirada o concentrándose en otra actividad, lo cual genera un estancamiento en la comunicación y acrecienta la tensión en la relación.
Ejemplo: Una persona se encuentra en medio de una discusión con su pareja sobre un gasto inesperado en el hogar. A medida que la conversación se intensifica, en lugar de responder o mostrar interés, la persona simplemente deja de hablar, aparta la mirada, comienza a revisar su teléfono y aparenta no estar escuchando. Este comportamiento bloquea toda posibilidad de resolución, pues la otra parte se siente ignorada y frustrada.
Antídoto: La estrategia recomendada para contrarrestar el amurallamiento es el autocontrol emocional y la toma de una pausa para calmarse antes de continuar el diálogo. Esta pausa no debe confundirse con ignorar al otro, sino con recuperar la estabilidad emocional. Por ejemplo, se puede decir: “Me siento abrumado y necesito unos minutos para tranquilizarme. Luego retomemos esta conversación.” Una vez que la persona ha logrado regular su tensión interna, puede volver al diálogo con mayor capacidad de escucha, empatía y disposición a encontrar una solución conjunta.
En conclusión, los patrones de comunicación destructivos como la crítica, la actitud defensiva, el desprecio y el amurallamiento pueden erosionar profundamente la calidad de una relación. Identificarlos y aplicar estrategias para contrarrestarlos es esencial para mantener una comunicación respetuosa y efectiva. Las sugerencias presentadas no solo promueven la empatía y la validación emocional, sino que también abren el camino hacia un vínculo más saludable y duradero. La clave radica en la voluntad de escuchar, asumir responsabilidades y construir un espacio de aprecio mutuo.